De ilusiones y detalles lindos

1:43 PM



Hoy asistí a un evento en el cual había una pareja que tiene 23 años juntos.

Ella tiene 52 años (que no se notan) y él, no pregunté, pero se vé contemporáneo con ella... Se veían el equipo perfecto, se dejan notitas en la mesa del comedor, se toman de la mano, se dedican triunfos, se ven y les brillaban los ojos... Muchos más lo notaron y comentaron que era una hermosa escena.

Empezamos, mi amiga y yo a hablar del tema y deciamos lo lindo que es cuando te conquistan. Hablabamos de los detalles que habían tenido nuestros ex (novios, esposos, pretendientes) con nosotras y allí... se me encendió la alarma.

Resulta que me dí cuenta de lo poco que he sido cortejada o conquistada en mi vida.

Voy a intentar ser lo más honesta posible: en realidad, nunca me he sentido merecedora de ese tipo de detalles (obsequios, sorpresas, etc). No sé como recibirlos, hasta puedo decir que me es incómodo. No me cuesta regalar cosas en la medida de mis posibilidades (y cuando estoy bien entregada al asunto, antes de eso, soy un hielo), hago cartitas, regalo chucherías, doy obsequios y hago sorpresas, pero recibirlas... es algo que debo aprender a hacer, vengan de quien vengan.

En el pasado he rechazado esas muestras de afecto, me he sentido culpable por cosas como que un día un ex novio decidió regalarme una cartera que vi en una vitrina y me encantó, su situación económica no era la mejor para el momento y yo no sentía que el gasto se justificaba y menos en mi... Otra ex pareja simplemente era super tacaño y le encantaba dividir todas las cuentas en dos, hasta un postre... Y yo por algún motivo jamás me quejé (no por el hecho de dividir cuentas, sino por la manera tan tajante e incluso despota en la que lo hacía, prácticamente llevaba un balance de gastos mutuos en donde me cobraba todo). Con el tiempo entendí que ese trato tampoco era sano, en pareja nos comportamos como amigos, como equipo. No como socios de negocios en donde TODO debe ser monetizado.

Y luego estoy yo. Que dejaba de comprarme mis propios zapatos por regalarle algo a esa persona que era especial. Solo porque sí. Porque se me parecia a él. Algo no parece estar bien equilibrado aquí...

Siempre decía que el amor no se demuestra con flores sino con acciones, pero si me preguntan hoy, sí creo que los detalles mantienen una ilusión bonita que no deberíamos dejar que se esfume con el pasar de los años y que debemos aprender a equilibrar y a recibir. Cuando regalo algo, cuando tengo una cortesía con alguien, cuando me provoca brindarle un helado a una amiga, lo hago de la manera más desinteresada y con todo el cariño posible, y no me gusta que me rechacen mis gestos de afecto... Entonces ¿por qué yo sí me siento mal cuando alguien se comporta igual conmigo?.

Sigo creyendo que el amor se demuestra con acciones, pero que lindo es que 23 años después (en donde acciones hay por millares) aún exista el tiempo y el interés de dejar una notita, un besito, un detalle.

No dejemos que se esfume la ilusión.

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