Han pasado exactos 6 meses. Estamos de celebración. O no?
No.
Hoy descubrí que mi ego aún quiere tener la razón. Que, ante el posible escenario de tu regreso, yo aún quiero ser ganadora y escucharte decir "me equivoqué". Aunque eso no cambie nada.
No cambiaría en nada tu arrepentimiento, que me digas que me extrañas muchísimo menos. No quiero justificarte para ponerte en un altar y volver a ti, quiero conseguir una razón válida para poderte decir "te dije que este sería el peor error de tu vida" y que mi ego se sienta alabado, grande, y campeón, mientras te hace saber que es una lástima que no hayas sabido manejar la situación.
Pero, de vez en cuando, un sueño me recuerda la infinita probabilidad de que no sea así. De que en efecto estés pasándola espectacular y que no sientas un mínimo de arrepentimiento por ninguna de tus acciones. Y ufff. Duele. Duele mucho.
Y hoy el sueño fue particularmente fuerte. Estuvo a la altura de la celebración seismesina. Fue una mezcla de cero arrepentimiento con indiferencia y mucha sangre fría. Y desperté con ese huequito en el pecho que creí que ya había cubierto.
Pero indistintamente de cualquier cosa... Mi ego es solo mio, no es reflejo ni representa ninguna realidad posible. Aquí solo hablamos de escenarios de una mente que a veces dejo que se gobierne. De unas ganas de soltar emociones que a veces oculto debajo de la alfombra por no parecer vulnerable.
Mi ego tiene una capacidad de sanación impresionante. La realidad ya la asimilé. Y eso que sueño no es más que mi mente jugando... Ninguna palabra tuya me hará arrepentirme de haberme ido sin mirar atrás, así... con mis ego bien inflado adentro de la maleta y el corazón detenido por completo en el pecho.
Felices 6 meses.